martes, 30 de agosto de 2016




Mejoramiento genético animal en la Argentina: sobre la media

Desarrollan un método que aumenta hasta 10% la exactitud de las evaluaciones genéticas en animales jóvenes, superando los estándares internacionales. Reclaman políticas regulatorias.
Brangus"Cuando los criadores argentinos demandan una respuesta, la Universidad de Buenos Aires, que está cerca de ellos, siempre tiene alguna respuesta. Por el contrario, el BIF, está lejos y tiene una respuesta comercial que no es totalmente satisfactoria" (R. Cantet). Foto: El Litoral

(SLT-FAUBA) A la hora de arriesgar, los investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) no se quedan atrás. Lejos de atarse a estándares y ajustándose a las características propias de la cría bovina en nuestro país, Rodolfo Cantet, docente de la cátedra de Mejoramiento Genético Animal, y su equipo desafiaron los principios básicos del mejoramiento y obtuvieron predicciones más exactas en la evaluación genética, en comparación con el método más usado en el resto del mundo. Tras 25 años de investigación y de trabajar junto a cabañeros, Cantet advirtió sobre la necesidad de una regulación estricta del ingreso al país de animales y material genético.
Rodolfo Cantet
“En la Argentina hoy producimos igual cantidad de terneros que hace 40 años. Muchos productores no hacen las cosas bien. El Estado debería asumir un rol más activo y defender a los que sí hacen bien su tarea”. Foto: www.argentinalivestock.com.ar
“Cuando muchos sostenían que en evaluación genética estaba todo inventado, nosotros dijimos que no. Veíamos que era necesario apartarnos un poco de la teoría, no seguir estrictamente los lineamientos del BIF (del inglés Beef Improvement Federation), el sistema estándar para la selección de bovinos de carne. ¿Por qué? Porque es muy rígido. Por ejemplo, en el caso de los trasplantes embrionarios (donde nuestro país se destaca), los norteamericanos requieren identificar a la madre receptora. Pero por la cantidad de vacas que se manejan en la Argentina, eso es imposible. Si aceptáramos el BIF a ciegas, perderíamos información extremadamente valiosa”, explicó Cantet, quien también es Investigador Principal del CONICET.
El investigador aclaró que en nuestro país, el 8% de los datos para el mejoramiento provienen de trasplantes de embriones. Esta cantidad es superior a la que realizan anualmente España, Alemania y Francia en conjunto. “Como los animales que provienen de trasplantes son los mejores, no podíamos descartarlos. Por el contrario, debíamos encontrar una solución técnica para incorporarlos y así mejorar nuestras predicciones”.
Esa solución llegó en 2015 en un paper publicado en la revista Journal of Animal Breeding and Genetics por María José Suárez, quien obtuvo su doctorado en la Escuela para Graduados ‘Alberto Soriano’ (FAUBA) bajo la dirección de Cantet. “Una predicción es como un tiro al blanco. Tenés dos elementos: el sesgo (que es apuntar al centro) y la variabilidad. Se relacionan inversamente: a mayor sesgo, más dispersión; a menos varianza, más sesgo. Había que tomar una decisión. La tesis de María José demostró que tolerando un poco más de sesgo, incorporando los trasplantes embrionarios ganamos mucho en exactitud. Esto nos permite elegir con más precisión. Incluso, superamos la precisión del BIF y de la genómica”.

Investigar, aprender y transferir

En una presentación en la reciente Exposición de la Sociedad Rural en Palermo, Cantet se refirió a sus 25 años de trayectoria en el mejoramiento genético animal. “El mensaje de mi exposición fue que nosotros, como investigadores de la FAUBA, todo lo que aprendimos, lo transmitimos. En estos años pusimos la investigación al servicio de la evaluación genética, generamos conocimiento y propuestas, escribimos papers, y cuando éstos están publicados, recién ahí introducimos los cambios en el mejoramiento”.
GrowSafe System
“Algunos novillos necesitan hasta 33% menos de maíz para llegar al peso deseado. Se puede medir en este tipo de instalaciones. Seleccionar esta característica sería importante para la economía de cualquier país” (R. Cantet). Foto: www.piedmontese.org
En 1991, Rodolfo Cantet regresó al país luego de doctorarse en Estados Unidos y comenzó de inmediato a trabajar en mejoramiento genético desde la universidad pública y en contacto con los mejoradores. “En esos días, el trabajo era muy estandarizado, tal como hoy lo sigue haciendo el Angus. Pero yo sostengo que la evaluación genética es dinámica: si se transforma en un paquete, se pierde capacidad de actualización y de incorporación de nuevos registros. Nosotros, en 25 años hemos evaluados genéticamente 450.000 Brangus, 290.000 Braford, y 10.000 repartidos entre Limousin, Brahman y los animales de la prueba del CREA Cabañas. En total, 750.000 animales. Transfiriendo tecnología, la gente y el sistema se beneficiaron”.
Vaca y ternero Braford
Usar datos con algo más de error permite que en nuestro país no se descarte información muy valiosa para el mejoramiento. Foto: mundorural.co
Otro de los logros que remarcó el investigador es haber logrado que en casos de sequía, el criador argentino destete precozmente al ternero, conservando así valiosa información. En este aspecto, señaló Cantet, la Argentina superó al BIF, cuyas reglas ante esas adversidades determinan que si el ternero tiene menos de 150 días, se debe descartar el dato. “Ellos lo requieren de esa manera porque intentan evaluar también la aptitud materna. Nosotros hemos tolerado destetes precoces de 80-90 días y prolongamos esa pesada a 150 días por su valor esperado, pero no le adjudicamos la aptitud materna a la madre. En vez de tirar el dato, decidimos usarlo aunque tenga más error”.

A cada vaca le llega su chip

chip
Las empresas comerciales desarrollaron chips para Angus y Holando, de los cuales, razas como Brangus y Braford podían aprovechar sólo el 70% de la información. En la Argentina se logró incorporar el 30% restante.
“La información genómica es útil para refinar el pedigree y para acelerar los tiempos —detalló Cantet al sitio de divulgación científica Sobre La Tierra. Por ejemplo, antes, un toro lechero necesitaba 6 años para poder ser evaluado. Hoy, el test de progenie desapareció: a los terneros de 2 meses se le saca ADN y un mes después se tiene una evaluación genética. Esto ya está generando cambios económicos y en el comportamiento de los criadores, quienes se arriesgan a comprar terneros lecheros genómicamente probados aunque ni siquiera hayan tenido hijas”.
Según Cantet, la llegada de la genómica a la evaluación genética tarde o temprano sucederá. “Los costos de esta tecnología son elevados, y hasta hace poco dependíamos de un par de empresas extranjeras. Ahora estamos trabajando junto a colegas del Instituto de Genética Veterinaria (Universidad Nacional de La Plata-CONICET), que tienen capacidad de genotipar. Con ellos estamos desarrollando un chip de ADN que es informativo para Brangus, Braford y Brahman. A diferencia de Angus, en estas dos razas vamos a ganar bastante exactitud porque al ser más inclusivas, su pedigree no es tan es bueno. Además, este desarrollo nos independizará de cualquier compañía comercial”.

La Argentina necesita regulaciones

“En estos momentos me preocupa mucho que nuestro país carezca de mecanismos regulatorios en cuanto a políticas de importación, ya sea de animales o de genética. Un ejemplo clave es el sector lechero, donde se debería proteger y estimular el crecimiento de la genética nacional. El 95% del semen lechero que usamos proviene de Estados Unidos, Canadá y Europa. La Argentina gasta entre 50 y 100 millones de dólares por año para comprar ese semen. En general, el material genético es bueno, pero por supuesto que también viene basura”, puntualizó Cantet.
curly calf
Ternero afectado por el Síndrome de Curly Calf, en Estados Unidos. Por ahora, en nuestro país no se han registrado casos. Foto: www.uwyo.edu
Otro de los ejemplos que mencionó el investigador en relación a la falta de controles está relacionado con enfermedades genéticas. “Es el caso del Síndrome Curly Calf, un desorden genético que altera el desarrollo del feto en el útero. Los terneros nacen retorcidos y mueren. Fue encontrado en Angus y Brangus. Por suerte, en la Argentina aún no existe. Pero si llega, se nos filtra ya que no existe ningún tipo de barrera. Dependemos de los americanos, que son serios y cuando les compramos nos informan si los animales son portadores o no. Pero puede fallar. Es urgente que tengamos una política de Estado, tal como en Brasil. Si no, las consecuencias pueden ser graves”.
Fuente:  
Envase ecológico que prolonga la vida de quesos artesanales
Con el fin de extender la vida útil de los quesos artesanales, especialistas del INTI estudiaron una alternativa más económica y accesible al envasado en vacío, como es el empleo de un subproducto de la actividad apícola disponible en la región. Su bajo costo y la simpleza de su aplicación lo convierten en una alternativa viable para pequeños productores.



Envase ecológico que prolonga la vida de quesos artesanales


Al utilizar cera de abeja como cobertor de quesos, se buscó aprovechar un recurso apícola disponible en Argentina

Con el objetivo de brindar una herramienta de conservación accesible para productores de quesos artesanales, profesionales de la sede de Rafaela del Centro INTI-Lácteos realizaron un estudio sobre el uso de cera de abeja como cobertor. Su utilización no sólo permite una protección contra la contaminación y el desarrollo de microorganismos, sino que además mejora el aspecto visual del producto otorgándole características regionales.
“Estamos muy interesados en este desarrollo porque para certificar quesos orgánicos y biodinámicos nos piden como requisito tener un packaging tanto natural como ecológico. Esta sería una solución muy buena para reemplazar las bolsas de vacío y papel aluminio que utilizamos actualmente”, anticipa Cristian Mare del tambo Las Tres Tejas de la localidad cordobesa de San Javier.
La investigación surgió como una necesidad de los productores de quesos artesanales del noroeste cordobés, que en muchos casos no podían acceder al proceso de envasado al vacío de sus productos por sus altos costos. “Inicialmente realizamos una prueba aplicando 1, 2 y 3 capas consecutivas de cera de abeja en quesos semiduros de 300 gramos. Luego analizamos su comportamiento tras 60 días de maduración. Los resultados de esta primera acción determinaron un comportamiento óptimo con las tres aplicaciones”, explica Bruno Aimar, responsable del Área Desarrollo Territorial y Lechería extra-pampeana de INTI- Lácteos sede Rafaela.
Para la preparación y aplicación del cobertor sólo se requiere una olla de acero, una cocina y cera de abeja. En primera instancia se realiza la purificación de la cera y luego se coloca sobre el queso en tres capas, dejándola solidificar entre cada una.
Para conocer el comportamiento del producto se realizaron análisis microbiológicos, fisicoquímicos y sensoriales durante 60 días de maduración de quesos semiduros. “Estudiamos comparativamente muestras cubiertas con cera de abeja y otras envasadas con bolsas plásticas al vacío. Los resultados arrojaron que ambas metodologías de conservación presentaban desempeños similares porque evitaban tanto la formación de hongos como la pérdida de humedad del producto”, detalla Aimar.
La utilización de cera de abeja brinda un valor agregado a los quesos artesanales, dado que puede convertirse en un envase distintivo y típico de la zona. Además permite reemplazar a otros materiales más costosos utilizados para la protección primaria del lácteo como parafina, bolsas plásticas al vacío, papel de aluminio y pintura plástica.
“Desde el INTI esperamos continuar la transferencia de esta metodología de conservación de quesos para que puedan aplicarlo productores artesanales de distintas regiones del país”, concluye Aimar.

Fuente:  http://inti.gov.ar/noticiero/2016/noticiero510.htm